Un 70 % de hombres declaran haber demandado en algún momento de su vida la prostitución de otra persona.
Para dar servicio a esa demanda 4 millones (4.000.000 ) de mujeres y niñas en todo el mundo están siendo víctimas de la trata y el tráfico con fines de explotación sexual, según el Informe del Fondo de Población de Naciones Unidas del año 2000.
¿Alguien cree de verdad que 4 millones de mujeres opta como forma de vida por vender sus cuerpos para solaz de los promotores de la “sexualidad evacuativa”? .
Quien no vea esa relación tiene problemas intelectuales o es un negociante de la cosa: es cliente, es proxeneta o beneficiario indirecto.
En esta última categoría caben muchos camuflados. Desde la prensa captadora de anuncios millonarios a psicólogos/as que refuerzan la autoestima de quienes necesitan enorgullecerse de ser esclavo. El catalogo es amplio pero evidente. También están algunas mujeres que no mantiene relaciones sexuales saludables con sus compañeros y consecuentemente prefieren que desahoguen sus criadillas en cuerpo ajeno ya que les resulta arduo pesado y poco satisfactorio mantener relaciones de “aquí te pillo aquí te mato”.
Hay prácticas sexuales que son degradantes para las mujeres. Son todas aquellas que te hacen sentir incomoda, desilusionada, forzada, usada. La historia de opresión de las mujeres está íntimamente relaciona con la utilización de su cuerpo… bien para explotarlo o para consagrarlo, para exponerlo o para ocultarlo, para convertirlo en la seña del honor de su pueblo o para castigarlo por los “pecados” que cometieron sus familias.
Quienes de forma sistemática insultan y menosprecian al pensamiento feminista tiene intereses muy concretos para fomentar esta actividad.
El liberalismo salvaje de un sector que se pretende feminista y que propugna la esclavitud como derecho debería contestar por que reclama lo que ellas no practican o dejan de practicar en cuanto pueden. Deberían también contar las consecuencias para la salud que la práctica de la prostitución tiene en las personas que la ejercen.
Lo fundamental es ser coherente: no se puede ser feminista y defender los intereses más intrínsecos del sistema androcéntrico y patriarcal. Ahora tendrán todo el apoyo mediático de los beneficiarios de la cosa. ¡y ese es mucho!. Pero no tienen razón. Defienden los intereses de la industria mafiosa más importante del mundo, son un peligro y hacen mucho daño al conjunto de las mujeres.
Este sector esta también infiltrándose en las universidades de España dando argumentos “culturales “para respetar prácticas como la ablación. Identifiquemos bien el problema, tomemos nota y pasémonos la información.